Los que vieron la gloria y los que la esperaban y ahora se asoman a la gloria, todos esos pibes que como mi hijo Maxi, alguna vez muy pequeños, arrimándose a la magia del fútbol preguntaron ¬¬ papá a que venimos¬ cuando no aflojábamos en las malas, cuando jugaba el Lobo y había que estar lo mismo. Todos, todos sin excepción, pasajeros de un sueño. Simple y emocionante sueño: ver a Gimnasia cada vez más grande.
Porque no hacíamos pie, porque no alcanzábamos regularidad entre los jugadores que nos deslumbraron y los que vinieron a reforzarnos, porque una fecha estábamos casi adentro y a la siguiente casi afuera, porque llegamos al último partido con Unión de Villa Krause aferrados a un milagro; ganarle al segundo en su cancha y esperar otros resultados para entrar como el mejor quinto. Porque no pudimos aguantarnos cuando Pereyra la mandó a guardar y amagó el milagro, y nos agredieron y nos sacaron de la cancha. Otro viaje para ver al Lobo, con partido a medias por la violencia. Y lo terminamos escuchando en la zona de descanso de una estación de servicio. Y ante el asombro de los relatores sanjuaninos que se preguntaban como jugaba así un equipo que esta casi afuera de la clasificación, se iba materializando el milagro, y llegamos al final no como el mejor quinto, éramos cuartos, y le dejábamos el huequito a Juventud Unida, y veíamos como quedaba afuera Maipú; “chau papá, nos vemos en una de esas, más adelante”. El lobo de los milagros, dedicado a los pasajeros de un sueño.
Un sueño que habla de un “Club en ascenso”, que se ve en cada rincón de Lencinas, y que para las opiniones circunstancialmente diferentes tiene lo que nos une a todos, la esperanza que te regala un equipo que de menor a mayor, permite la ilusión. Un equipo que alcanza su altura y te proclama que no es menos que nadie y tiene los chispazos de buen juego que tienen pocos.
Desde el 8 de Junio de 2.014, si, ahí nomás apenas, hasta el primer fin de semana de Diciembre, la frase que me enseñó el profesor Crisafulli en el San Buenaventura; “la paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces”. Que el rival es poderoso, que tiene historia, que . . . nuestro sueño es más inmenso que nada y nuestra historia tan grande como cualquiera.
Por eso mañana, a ratificar la historia; ustedes los de adentro de la cancha a brillar, a ganar sin piedad. Nosotros los que no los abandonamos nunca, los que vamos con los que están y con los que se fueron dejándonos esta herencia, a reventar el Víctor con la presencia multitudinaria y el canto que no cesa. Porque en el corazón, para el que lo sabía y el que no lo sabía, para el que reía y para el que lloraba, para el que venía y el que te extrañaba, siempre fuimos tuyos Viejo y Glorioso Gimnasia, siempre fuimos con vos: PASAJEROS DE UN SUEÑO.-
Rubén Samperi- 2/12/2014.-