Todo comenzó una tarde de domingo, cuando después de una semana de fallos extraños donde se corta el bacalao (AFA-CONSEJO FEDERAL-BS. AS.), cosa, que él por su inocencia y corta edad desconocía, nos apostamos en casa a ver el partido de Gimnasia vs Estudiantes de Río IV. Bonito, qué iba a saber toda la mugre que había detrás. Yo presentía y sabía que no era tarde de ascenso. Pero fiel a la vida es bella, tal vez me equivoqué metiendo tanta salsa a la cuestión. Digo metí salsa porque hicimos el asado, invitamos a su Tata a ver el partido, colgamos una de nuestras banderas en la ventana.
En fin, hicimos un circo, mejor dicho hice un circo que internamente sabía que iba a durar un dia en el pueblo. Sabia que ese circo no duraría mucho tiempo. Comenzaron los respectivos partidos y las malas noticias no tardaron en llegar. Ganaba el equipo Santiagueño, y nosotros no dábamos pie con bola. Parecía que otra hazaña en Córdoba no iba a suceder. Pero yo me hacía el otro. Hasta que sumado a nuestro letargo futbolístico vino un descuido y como se dice en el barrio, nos clavaron.... Y las noticias desde el norte seguían siendo cada vez más malas..... Y lo merecido por una gran campaña se nos escapaba como agua entre los dedos.......
No había forma de retener esa primera chance de ascenso. Y el gringo que ya sabe de qué se trata el juego me miraba con esas dos esferas verdes que tiene, como diciendo vos dijiste que está vez era. Y yo no sabía cómo desdramatizar. A esa altura todavía me alcanzaba con decirle, el partido aún no ha terminado, frase trillada como "no hagas tiempo que te va a faltar". Pero internamente yo ya sacaba cuentas si me coincidían las fechas de la reválida con las de las guardias del trabajo. El tiempo corría y se terminó.
Un gran silencio invadió la casa, comentarios más comentarios menos, la chance se había esfumado y lo peor estaba por venir para mi. Es que yo soy artífice principal de que él se apasione así por los colores, sentí que le estaba fallando. Lo miré y se metió de una debajo de la mesa. Lo llamaba y no respondía. Es que le daba vergüenza contestar, no tenía palabras porque lloraba. Me sentí un infeliz habiendo delegado tan linda pasión pero a su vez tan pesada.
Me volví a armar y con fuerza lo saqué de ese pozo imaginario, representado en esa ocasión por la mesa. Lo abracé y le hice la PROMESA. Otra vez caí, como el jugador empedernido del casino, a todo o nada. Total ya estaba jugado, me quedaba una ficha y el que no arriesga no gana y el que abandona no tiene premio. Con esas frases armadas de red social, armé mi nueva estrategia y le dije. Gringo no llores acá no se termina nada. Nos queda otra final, la vamos a jugar y la vamos a ganar.
Por mi parte me hubiera gustado haberme creído a mi mismo pero para él soné convincente, al menos para que dejará de sufrir y para terminar bien ese domingo. Resultó ser que al domingo siguiente casi me infarto cuando el marcador indicaba dos abajo al LOBO partido de ida. Dije estoy en el horno, está vez se acabó lo que se daba. Pero una vez más el LOBO de los milagros me salvó el pellejo.
Así con idas y vueltas nos ubicamos en una nueva final y a mi se me fruncia el seño. Ya no había lugar para más palabras y había que ganar. Si fallaba en esta le fallaba a él. Yo le hice la PROMESA, no los jugadores. Yo le tenía que cumplir, pero no dependía de Mi, dependía de los actores.
Finalmente cuando creía que iba a la decepción una vez más y sobre todo no por la posibilidad de no ascender, sino por lo más importante, no fallarle a él, un fósforo Pelado si el último fósforo Pelado, encendió la LLAMA de los fuegos de artificio del corazón de las 15000 almas que se convocaron en el Vict8r y de todas las almas que miraban desde el cielo, para explotar en un grito sagrado al unísono de gol para decir desde las lagrimas el LOBO ya volvió.
Así con la tranquilidad y el placer de tener la yapa en la mano, hoy amanecí y me pregunté, ¿cuantas promesas se habrán cumplido el domingo? y a eso agrego ahora ¿y cuantas quedarán por cumplir?
Al club de mis amores, a los dirigentes, a los jugadores y a cada uno de ustedes que fueron como el Gringo y yo el domingo a la cancha, en busca del galardón mayor, les digo gracias por ayudarme sin saber y desinteresadamente a cumplir con mi palabra a cumplir con la PROMESA dorada.
PD: es miércoles lo veo a mi gringo y nos abrazamos diciendo el LOBO ya volvió, no lo soñamos porque ya no hace falta. No lo soñamos porque ya es real. El LOBO señores, el LOBO, es NACIONAL.