Esas imágenes donde un arquero se estira y la saca, y después sale y atenaza con sus manos, todo, hasta una pelota que se quiere ir al corner. Son imágenes de lobos acorralados, diez “bestias” que durante sesenta minutos defienden algo. ¿Qué defienden estos tipos? ¿su vida, su libertad, su dignidad? ¿el honor del gladiador que se fue por la doble amarilla? ¿la solidaridad de todos los que están afuera pero son uno solo con todos ellos? Esos tipos, ni ellos mismos lo saben, defienden la gloria, defienden a mi viejo a tu viejo a mis hijos y a los tuyos, defienden con esa garra la magia que desplegaron hace apenas seis meses atrás. Lo que ayer lucieron, hoy lo luchan, se matan y se hacen inmensos, del frac al overol, de la pilcha pituca al trapo de combate. Uno de esos tipos cierra otro capítulo de un sueño, para todos los “pasajeros de un sueño”. La manda a guardar con doble sombrero en un estadio poblado por cuarenta mil cordobeses e infiltrados que juegan al oficio mudo, flacos que lloran y son consolados “no llorés culiao, estos jugadores no merecen que llorés por ellos”, y el tipo sigue llorando de alegría, mejor camuflado que un comando.
Y si el poeta escribió “que han pasado los años y te han pisado/ y todavía no has escrito el poema”, el Lobo escribe el poema. Pasado y pisado, y los versos más hermosos, del “Negro” Guayama, el “Chueco” y el “Chupete”, a los tipos de la muralla blanquinegra, Abaurre, Villarino, el “Pepe” Albornoz y Pomba, del “Maestro” al “Mago”, del “Colchón” a Garay, del “Cochina” al “Negro” Amaya, de esos apellidos lejanos, casi mágicos, Don Pedro Pablo Sará, Jorge Julio, el “Nene” Fernandez al “Toti” Arias y así, de un tiempo a otro tiempo, para escribir el poema, otra página de gloria que no es cualquiera, la epopeya de dos ascensos en seis meses, del 8 de Junio al 7 de Diciembre de 2014.
Y miro al pueblo postergado lleno de la más infinita felicidad. Estamos los que vimos como terminaban los 70 y hoy rondamos los cincuenta años, nos conocemos, somos una sola y gran familia. Yo sé que hay un montón de tipos que miran desde el cielo, yo sé del orgullo de mi viejo y de sus lágrimas que se parecen a las mías, y tengo un momento para contestar el saludo del hijo de mi hermano Aldo Tognini y me corren esos lagrimones que tienen más pedazos de historia, más emociones y una infinidad de recuerdos y contesto mensajes de tipos que no son de Gimnasia, pero están con nosotros en esta felicidad. Pero me quedo mirando a esos pibes, a los que saltan y disfrutan como locos porque ellos también, ahora, tienen su historia, ellos también tienen para contar el poema más hermoso, ellos van a decir dentro de muchos años, que en Gimnasia hubo un arquero, “si Alasia se llamaba. . . y un tipo, vos sabés, Oga, se mandó dos sombreros en una final delante de cuarenta mil cordobeses”. Estos pibes se lo van a contar a sus nietos y así seguiremos siendo eternos, porque somos Gimnasia, y ahora si muchachos, queridos, sufridos y seguidores pendejos, ahora si, bienvenidos a la magia, tenemos historia, tenemos gloria para todos.
Rubén Samperi- 9/12/2014.-