Dicen los dichos populares que los límites se inventaron o existen para romperlos/franquearlos. Quién no escuchó alguna vez, “hecha la ley, hecha la trampa”.
A mi entender, nuestro diario vivir podría tornarse caótico, si la máxima preponderante fuese romper con los límites y las normas.
De chicos nos enseñan algunas cosas que hacen a los límites y que en teoría nos ajustan a las normas de convivencia de la sociedad y del entorno en el que nos desarrollamos.
Ejemplo de ello puede ser cuando nos dicen de pequeño, “el semáforo es para respetarlo”. Por consiguiente, ni bien aprendemos los colores en la guardería o jardin de infantes, de inmadiato nos lo hacen asociar. Rojo: “parar”, amarillo: “precuación”, verde: “avanzar”. Y si vas con tu viejo en el auto te lo repite una y otra vez (lease taladra la cabeza), para mostrarlo como una gracia o monería que aprendió la nena/e ante el público de turno.
Vamos al colegio y aparecen muchos más límites y normas, que por cierto estaría bueno los internalizaramos para siempre y sobre todo los aplicaramos en la vida cotidiana. Entre ellos, respetar a los compañeros, a la seño, a las autoridades, los horarios, las tareas asignadas, el timbre de ingreso, de recreos y de salida. (para los más grandecitos como yo, puede que haya sido la campana).
Vamos al club y continuamos con este posgrado eterno sobre los límites y las normas. Aprendemos “las reglas del juego”,” el silbato ya sonó”, “aprender a esperar”, “el juego terminó”, y todas esas cosas que nos prepraran para que en la vidasepamos esperar nuestro turno y posibilidades y a tolerar las frustraciones que nos proporciona el arte de vivir.
Así es amigos, si de límites hablamos, es infinita la lista y lo que podría escribir al respecto.
Pero en la vida existen cosas que no tienen límite. Una de ellas, es la pasión por los colores. No soy pintor, de serlo, mi paleta contaría solo con el blanco y el negro para crear mis obras de arte de la pasión futbolera.
Como prueba de ello pensé y reflexioné sobre cosas que creo compartiremos si se habla de pasión blanquinegra:
• decime si no es lindo suspender todas tus actividades (estudio, trabajo, deporte, etc.), en medio de la semana para ir alentar al lobo.
• decime si no es lindo escapar de la reunión familiar más comprometedora, con la excusa más loca que se nos pueda ocurrir, para rajar directo al templo de calle lencinas?.
• decime si no puteaste al trole (que es lento), al semáforo de mier..”prip”, al auto del ort..”prip” que se le atrevesó al micro y nos podes pasar para llegar a tiempo al “victor”.
• decime si no te vestiste de espantapájaros, con veinte abrigos para ver al lobo un viernes a las diez de la noche con 5 grados de temperatura,y de paso te cobraron un penal inexistente, pero igual valió la pena estar?.
• decime si no pagaste con gusto ese vaso de “gaseosa” (hielo con algo de gas y algo de sabor a bebida cola de vaya a saber que marca) a veinte pesos, para pasar la carraspera despues de gritar un gol sobre la hora del lobo de tus amores?
Simpre mi mamá dijo que tuviera cuidado con los desconocidos.
• decime si no volverías a abrazar a ese “desconocido” que tenías al lado el día que el “mono” le puso la pelota en la red al arquero de la “T”?
Lo cierto es que estoy seguro que cuando pienso en blanco y negro, no tengo límites. Voy cuando sea, donde sea, en lo que sea. Sí, en lo que sea. ¿cómo olvidar una final con San Martín de san juan?. Era el año 1991 y corria viento zonda, pero con “el viejo”, nos fuimos igual, desde lejos donde vivo. En qué nos fuimos? En la usadísima puma 98’ del “jobato” (para los más pendejos, la puma 98’, es una moto, primera, segunda , punto muerto y listo, sin amortiguador adelante). Meta primera y segunda, y dejá de contar, y a ponerle el pecho al vientito. Lamentablemente ese día lo vimos perder, pero rompimos el límite una vez más. Lo rompimos porque en las venas corre pasión de color blanca y negra. Si obvio, ni sangre roja ni mucho menos azul (la minúscula no es un error de tipeo).
Concluyendo. Los límites son muy necesarios incorporarlos y aplicarlos en los días revueltos que vivimos. Respetarnos y respatar las normas es algo muy importante en la vida de una persona de bien. Pero bueno muchachos, en lo personal, los colores me pueden. Los colores hacen que rompa los límites una y otra vez, y si es con la familia a mi lado, mucho mejor. Soy un tipo común, como vos, como tu viejo, tu vecino; que trabaja, cumple con sus obligaciones y ama a sus seres queridos. Pero hay un límite que no puedo dejar de romper, mi pasión por el blanquine… como decía mi vida es común, un tipo feliz (a mi manera), pero cuando voy por j. B. Justo, y atravieso el “limite” que me impone boulogne sür mer, poniendo un paso de mi larga trancada en w. Lencinas, mi vida normal y feliz (a mi manera) cambia. Esa calle de nombre extranjero me inyecta pasión, emoción, alegría, no siento el dolor de la vida, se convierte en la sobredosis, cuasi droga que no puedo dejar de probar, se convierte en “el unico vicio que me hace vivir”. Y subo por el asfalto tarareando “ohh… dale… dale… dale… dale… loo dale loo vamo… vamo… balquinegro…, no se te puede escapar, la banda esta re loca quiere jugar la primera “a”….
Algo más para el verdadero hincha.
Creo que ese francqueamiento del límite que nos produce el lobo, no debemos dejar de hacerlo, siempre desde lo lindo y sano del futbol, sin violencia. Seamos realmente diferentes como decimos serlo. Muchas veces escucho en la cancha “somos gimnasia”. Sí, por ese motivo somos diferentes. Seamos hinchas de los colores y del club. En este dificl momento lo que nos queda es alentar si realmente queremos los colores. De otra forma perjudicaremos a nuestro querido gimnasia, a nadie más que a nuestro querido lobo.
Considero que en los momento lindos (entiendase de triunfos / ascensos) siendo sincero, todos somos hinchas, ahora me pregunto: el dia de los penales contra talleres (con el gigate de alasia) y del gol de oga (donde la pelota no le bajaba nunca), cuántos de nosostros nos acordamos del modo en que habíamos llegado a esa instancia?. Yo creo que nadie pensó en eso, y nos fuimos directo con camiseta en mano a la peatonal a festejar. Ahora pongamosle el pecho a las balas y alentemos, seamos coherentes con nuestro sentimiento por los colores, no seamos hinchas de los resultados.
Espero haber llegado a todos los verdaderos hinchas del lobo.
Dedicadas estas simples palabras a todos esos hinchas que comparten la misma pasión que yo por el blanquinegro, el lobo de los milagros, el que juega contra el viento en el sur, el que gana tocando, el que gana de huevo, el que silencia 45.000 almas de tonada mediterranea, el que festeja dos ascenso ganados en la cancha en un año, el que es capaz de sacarle lágrimas al niño que va con su padre, al joven que va con su novia, y al anciano que fue con su hijo y su nieto.
Para los verdaderos hinchas del lobo, los años pasan, la pasión se transmite y multiplica.
Leandro Fabián Silvestre
@baucati33